Hércules, un semi-dios hijo de Zeus, claro está, tenía la misión de robar el árbol de las manzanas doradas.
En este viaje Hércules se encontró con el gigante Termero y lo mató porque estaba en su camino. Liberó a Prometeo del Hades y éste le aconsejo que otro probara las manzanas por él.

Hércules entregó a el rey Euristeo las manzanas y éste las consagró a Atenea quien, con su grandeza las dejó de nuevo en el Jardín de las Hespérides.
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