Un día le dijo a Arturo que quería aprender a tocar la flauta, Arturo le dijo que era un bobada y que sería incapaz de aprender a tocar la flauta; entonces salió de la casa y se fue a buscar un tocadiscos para que escuchara música. Y así ocurría siempre que Clementina quería hacer algo.
Arturo siempre la estaba despreciando, hasta hacerla creer que ella era tonta y que no podía hacer nada sin él. Hasta que se dio cuenta que para ser feliz, no necesitaba las cosas que Arturo le traía. Solo tenía que buscar lo que a ella le hacía feliz.
La felicidad no consiste en tener las cosas, sino en saber ser feliz con lo que se tiene.
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