La hierba, al llover, parece cristal en punta, por su brillo y suavidad. Cuando el sol refleja sus rayos de fuego sobre ella, le da un tono de amarillo canario espectacular.
Al atardecer, las hojas de los árboles son palmeras de chocolate; las frutas de éstos son exquisitas gominolas de colores y sabores extraordinarios. Al salir la luna, su sombra parece de rubí.
Con la luna llena, las rocas parecen pasteles navideños. La cima de la montaña está envuelta en azúcar glas.
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